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Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia, Ciudadanía y Educación.

Democratic and Social State of Right and Justice, Citizenship and Education.

Profesor Leonardo poleo

Resumen

El presente artículo desarrolla una reflexión sobre el concepto de Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia, los elementos que lo integran y su aplicación en Venezuela; la relación con el concepto de Estado Docente, educación y sistema educativo y de educar para la democracia verdadera a través de la construcción de una ciudadanía activa y efectiva sobre la base de una educación liberadora.

Summary: The present article develops a reflection on the concept of Democratic and Social State of Right and Justice, the elements that integrate it and its application in Venezuela; the relation with the concept of Educational State, education and educative system and to educate for the true democracy through the construction of an active and effective citizenship on the base of a liberating education.

Palabras Claves: Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia, Democracia, Participación, Protagonismo, Ciudadanía, Ciudadanía activa y eficaz, Estado Docente, Sistema Educativo, Concepción de la Educación, Educación Liberadora.

Key words: Democratic and Social State of Right and Justice, Democracy, Participation, Protagonism, Citizenship, active and effective Citizenship, Educational State, Educative System, Conception of the Education, Liberating Education.

 

           La Democracia es en sí misma y por definición un concepto incluyente. La democracia es para todos a través de la adecuada gestión del Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia y de la profundización de su aplicación. En una concepción menos abstracta que el Socialismo del siglo XXI para el cual, sin embargo podría constituir un excelente e indispensable puente de conexión. El Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia es un concepto surgido dentro de la socialdemocracia alemana en la década de los años veinte del siglo pasado que se opone diametralmente al concepto clásico de la Democracia Liberal Burguesa decimonónica y, a lo que, en fechas más recientes, se ha dado en denominar  neoliberalismo. Constituye un concepto complejo que integra legalidad, justicia, política, sociedad y economía que parte de la intervención del Estado en todos los ámbitos para la construcción de la equidad, la inclusión, la justicia, la igualdad, la representación genuina, la participación y el protagonismo. El desarrollo cabal y profundo del Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia representa la concreción de la democracia plena, con contenido, con pueblo y cargada de acciones, reales y efectivas, políticas, sociales y económicas. El Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia como concepto posee mayor complejidad y permanencia que los Estados Democráticos de Bienestar surgidos en algunas democracias occidentales como respuesta frente coyuntural a la gran depresión iniciada en 1929 como el Welfare State británico y francés y el New Deal norteamericano que pudiera parecer que se reedita frente a la crisis del capitalismo mundial en el momento actual. (Brewer, 1994)

 

      El Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia se concreta, por ejemplo, en la Constitución española post franquista y en la práctica en la acción de muchos Estados europeos como Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo, Dinamarca, Suecia, Noruega, Finlandia, Austria, entre otros. En Venezuela la praxis del estado venezolano derivado de la constitución nacional de 1961, sin declararlo explícitamente, correspondió con un Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia en una versión ineficiente, ineficaz, inacabada e incompleta; demostrado en  las importantes realizaciones de la llamada cuarta república, pero también en las carencias y aspiraciones insatisfechas que se encontraban aún cuando termina la vigencia de la constitución de 1961 y en la acción errática de algunos de sus gobiernos que por momentos hicieron retroceder las importantes conquistas logradas en diferentes ámbitos. En la Constitución Nacional de 1999 se consagra ampliamente el concepto de Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia lo cual compromete toda la acción estatal en relación con esa definición.

 

      El Estado venezolano con su acción, garantiza la seguridad en sentido amplio, la legalidad, la equidad y la justicia; el respeto al ejercicio democrático permanente, la participación política, el equilibrio y complementariedad de los poderes públicos, la representatividad efectiva y la participación en general y el protagonismo popular, entendiendo que pueblo somos todos. Garantiza Educación no sólo porque tiene gran cantidad de planteles oficiales en todos los niveles y modalidades del sistema educativo, sino porque la educación que se imparte en todos los centros es de calidad, regulada y supervisada por el Estado como Estado Docente conforme a un conjunto de principios generales dictados por él que promueven la formación de verdaderos demócratas, ciudadanos y republicanos; con énfasis especial en la democratización de la cultura. Garantiza el acceso a la salud, la recreación no sólo prestando él directamente los servicios que deben ser eficientes y de calidad sino comprometiendo la participación de los sectores privados además de los planes asistenciales especiales que se ejecutan en la actualidad. Fomenta la economía pública y privada para la generación de riqueza permanente, con niveles de ganancias razonables, que generan empleo más allá de las medidas de inamovilidad laboral, que promueven salarios justos, seguridad social y respeto absoluto para los ciudadanos como empleados, trabajadores, usuarios y consumidores. Un Estado que reconoce y garantiza al sector privado de la economía, que participa en la dinámica económica a través de empresas mixtas y que se reserva con exclusividad áreas estratégicas económicas. Que es garante de la prestación de servicios públicos óptimos para toda la población (electricidad, teléfono, agua potable, aguas tratadas, vialidad, vivienda, transporte público, etc) estrictamente regulado, supervisado y controlado por el Estado. Una acción estatal que promueve un sistema de seguridad social integral, solidario, cooperativo y participativo donde trabajadores, empleados, Estado, patronos públicos y privados participan, aportan y lo hacen viable y sostenible. Un Estado planificado y planificador que diseña verdaderas políticas públicas coherentes que describen un proyecto de país que se aspira a alcanzar, dentro del cual se redistribuye la riqueza a través de la justa y equitativa recaudación tributaria, la inversión estatal, la democratización del crédito y la ejecución de programas sociales asistenciales temporales como paliativo frente a la exclusión. Un Estado que desarrolla una acción eficaz, eficiente, decente, coherente, consistente y honesta. Con respeto absoluto por las libertades, derechos y garantías; que promueve la organización popular en diferentes niveles desde lo nacional hasta lo local y desde lo  gremial y sindical hasta lo vecinal y que asume como bandera que el marco general de país que queremos está consagrado en el texto constitucional de 1999 que a 10 años de aprobado está insuficientemente desarrollado; faltan una gran cantidad de normas jurídicas y la adecuación de muchas otras al nuevo texto constitucional. Estado que desarrolla una acción en el entendido que la delincuencia se ataca no sólo con represión sino variando las circunstancias que constituyen una verdadera máquina atroz de generar delincuentes y de generar pobreza extrema; problema que no se soluciona o no se atiende, se agrava.

 

      En fin, un Estado que dirige su acción a crear un pueblo educado, culto, instruido, sano, recreado, seguro, con trabajo, vivienda, etc. que sin lugar a dudas será un mejor ciudadano, un mejor republicano y un mejor demócrata. Una acción estatal que tranquiliza a los sectores medios de la población, pequeña burguesía mal llamada clases medias, siempre asustadas y nerviosas por la pérdida de sus dudosos beneficios y una eventual igualación hacia abajo. (Martínez de C., 2007)

 

      Cada modelo de sociedad define un modelo de Educación que reproduce sus condiciones de existencia y forma a los individuos dentro de los valores y creencias aceptados. La Educación forma ciudadanos, la pregunta sería cuál ciudadano, qué tipo de ciudadano, ciudadanos para qué. Los procesos históricos de transformación y cambio radical de una situación precedente constituyen procesos altamente complejos que afectan todos los aspectos de la vida, junto con las condiciones materiales y objetivas de existencia dentro de una sociedad se revolucionan las condiciones subjetivas a través de las creencias, valores, modos, usos, costumbres, formas de ser, de hacer, de pensar y de sentir colectivas de una sociedad.

 

      Venezuela, según la constitución nacional vigente, es un Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia; con una Democracia participativa y protagónica a la cual corresponde una visión de país. Esta declaración es vinculante para el Estado en su acción y en función de eso el sistema educativo debe ajustarse para la construcción del nuevo republicano y de la nueva republicana, es decir de los nuevos ciudadanos. La Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela establece en su artículo 2:


Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y, en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político.

 

             Esta definición explícita no es solamente una declaración formal, tiene carácter vinculante y debe manifestarse en la actuación concreta del Estado.

 

             Educar para la ciudadanía supone apostar por un modelo pedagógico, no solamente escolar, en el cual se procura que la persona construya su modelo de vida feliz y al mismo tiempo contribuya a la construcción de un modo de vida en comunidad justo y democrático. Esta doble dimensión individual y relacional, particular y comunitaria, debe conjugarse en el mismo tiempo y espacio si lo que pretendemos es construir ciudadanía y sobre todo si ésta se pretende en sociedades plurales y diversas. (Martínez, M. 2003)

 

       La democracia participativa y protagónica supone el ejercicio de una ciudadanía activa, transformadora de la realidad que no se puede improvisar. Constituye un modelo que requiere acciones pedagógicas orientadas para la persona en su globalidad, a la inteligencia, a la razón, al sentimiento y a la voluntad. Estos principios básicos se refieren a la justicia y son identificados  como la igualdad de libertades y de oportunidades y la distribución equitativa de los bienes primarios.

 

        Para conseguir estas condiciones hay que ir más allá de declaraciones verbales. La formación de una ciudadanía activa precisa de un sistema educativo y de un cuerpo de docentes, comprometidos, beligerantes en la defensa de principios como los apuntados y respetuosos con las distintas creencias, formas de entender el mundo y formas de construirnos como personas; que respetando los principios de justicia enunciados conforman la base común de los diferentes modelos de vida buena de cada uno de nosotros.

 

        Esta ciudadanía crítica, singular pero también orientada al bien común la que se entiende como ciudadanía activa y con la cual está comprometido el proceso de transformación iniciado a partir de 1998 y explicitado en la Constitución Nacional de la República Bolivariana de Venezuela de 1999. Sólo así será posible construir una sociedad diversa y plural en la que hemos de aprender a ser y convivir de forma pluralista, justa y democrática.

 

        Por ello precisamos un modelo pedagógico que no se limite a incidir sobre las acciones educativas en sentido estricto, sino que también afecte a los medios de educación no formal, informal y de conformación social y cultural de carácter mediático, familiar y comunitaria. Precisamos que este modelo sea guiado por una nueva forma de entender la responsabilidad, un énfasis mayor en el papel regulador y guía de la dignidad humana como valor y una mayor preocupación por orientar nuestras acciones no tanto en función de intereses particulares por legítimos que sean, sino en función de bienes colectivos que constituyan el bien común.

 

        La discusión de un proyecto político es la que debemos hacer. En general, muchas de las discusiones sobre ciudadanía, por lo menos, pareciera que se sustentan en la hipótesis de que en la medida que todo el mundo defiende los principios constitutivos de la ciudadanía y nadie, ni siquiera la derecha más radical, se manifiesta contraria a la noción de ciudadanía, habría una única forma de entenderla y de esa única forma se derivan diferentes formas de aproximación prácticas al trabajo escolar, en relación al vínculo entre ciudadanía y educación. Por lo mismo, la ciudadanía sería una sola, porque debe ser un principio estructurador de toda sociedad democrática y como todos defendemos la democracia y todos defendemos la ciudadanía, esta discusión más de carácter conceptual o doctrinario pareciera que acaba quedando de lado. Pero cuidado es diferente un ciudadano dentro de la democracia liberal burguesa clásica, asociado con un conjunto de libertades formales, al ciudadano del neoliberalismo asociado con consumidor a la ciudadanía sustantiva, activa y efectiva para la participación y el protagonismo dentro de la transformación de la realidad. (Gentili, P. 2000)

 

        Sólo hay posibilidad de construcción de una ciudadanía sustantiva si se mantiene vivas las posibilidades de imaginar, soñar y  pensar en la construcción de una nueva sociedad con aspiraciones de transformación y  de emancipación humana; como condición necesaria para el desarrollo de una ciudadanía efectiva, de ciudadanía sustantiva.  (Magendzo, A. 2004)

 

       Debe tenerse claro sobre cuáles bases democráticas se sustenta una concepción diferente de ciudadanía. Y en este sentido, debemos entender que esta concepción sólo es compatible con la creación de condiciones efectivas de transferencias progresiva del ejercicio del poder político, del control y de la fiscalización para las comunidades. Transferencia del poder efectivo de gestión de los grandes problemas de la comunidad. (Gentili,P. 2000)

 

       La construcción de una pedagogía de la esperanza, a través de una Educación liberadora, no es solamente para estar más alegre, más vivo y confiar de forma ingenua que el mundo alguna vez va a mejorar, sino que se trata de un compromiso activo con la transformación social, reconociendo que de la construcción de esos horizontes de transformación depende, también, la consolidación de la ciudadanía (Freire,1993). El fin de esa esperanza de emancipación , es el fin, también de la ciudadanía. La ciudadanía - por eso - no sólo se sustenta en una serie de derechos y en una serie de prácticas- sino también – en valores, en principios, en horizontes que la sociedad se pone a si misma y que los sujetos establecen consigo mismo. (Gentili, P. 2000)

 

       El modelo de Estado planteado, corrige activamente  las desigualdades y transforma la realidad. De acuerdo con esto, el Estado genera el bienestar de los venezolanos, creando las condiciones necesarias para su desarrollo social y espiritual, y garantiza la igualdad de oportunidades para que todos los ciudadanos  desarrollen libremente su personalidad, dirijan su destino, disfruten los derechos humanos y busquen la felicidad suprema.

 

 Para el logro de los fines planteados anteriormente es imperativo que el Estado enfatice en los derechos económicos y sociales, interviniendo directamente en el proceso socioproductivo y, sobre todo, en el distributivo, con fines de garantizar una redistribución más equitativa de la renta.

 

 Existe también una mayor voluntad a integrarse en organizaciones de cooperación internacionales de carácter económico, social, educativo, cultural, entre otros. Por ejemplo, ALBA, MERCOSUR, UNASUR, BANCO DEL SUR, PETROCARIBE,.

 

 Estado Social de Derecho que al estar regulado por la Constitución y la ley, que se nutre de la participación protagónica, política y social de los ciudadanos, para conformar el Estado democrático, que se convierte, además en Estado de Justicia, al estar comprometido con el logro de la calidad de vida digna para todos los venezolanos y venezolanas.

 

   Este nuevo Estado supone a partir de la aprobación de la Constitucional Nacional de 1999, la construcción de una nueva República y de un nuevo Republicano.

 

    El proceso fundamental para esta construcción  es la Educación asumida como hecho político y social, como lo señala Paulo Freire (1995) “… Todo proyecto pedagógico es político y se encuentra empapado de ideología… La discusión fundamental es política. Tiene que ver con qué contenidos enseñar, a quién, a favor de qué, de quién, contra qué, contra quién, cómo enseñar”.  Todo Estado formula un proyecto educativo para lograr sus fines establecidos en la Constitución, que comúnmente se denomina Diseño Curricular.

 

     Todo Diseño Curricular lleva implícita una filosofía de la educación que se traduce en un conjunto de principios, valores, orientaciones, declaraciones, propósitos, lineamientos, que se concretan a través de su administración. Para un Estado democrático social de Derecho y de Justicia, ser un Estado Docente no es una alternativa es una obligación.

 

    Respondiendo a ese mandato el Ministerio del Poder Popular para la Educación propone el Currículo Nacional Bolivariano (CNB, 2007),  en consonancia con el Plan 2001-2007. El Estado venezolano diseñó e implementó políticas educativas para dar respuestas al nuevo modelo político-social del país y asegurar la inclusión, permanencia, prosecución y culminación de los estudios en todos los niveles educativos; lo cual implica avanzar hacia una educación emancipadora, liberadora y dignificante, en el marco de los principios constitucionales.

 

    Con el fin de alcanzar esta concepción de educación, se generaron dos grandes estrategias: los proyectos bandera (Simoncitos, Escuelas Bolivarianas, Liceos Bolivarianos, Escuelas Técnicas Robinsonianas, y Educación Intercultural Bilingüe) y las Misiones (Robinson, Ribas y Sucre), como medios para garantizar la inclusión de todos los grupos sociales.

 

    El Estado  establece un conjunto de líneas orientadoras que imprimen coherencia y pertinencia al proceso educativo propio del modelo de sociedad que está en construcción; único camino para responder a un país donde prevalezca la justicia social, la igualdad, la hermandad, el bienestar individual y colectivo.

 

     El Currículo Nacional Bolivariano (CNB), declara estar fundamentado en  bases históricas, pedagógicas, filosóficas, sociales, culturales, psicológicas, políticas, metodológicas, científicas y humanistas con las cuales se implementará la formación de los niños, niñas, jóvenes, adultos y adultas de nuestro  país, en los niveles y modalidades que competen al Ministerio del Poder Popular  para la Educación, respetando y valorando la diversidad, multiétnica y pluricultural  de Venezuela, como los principios y valores  inherentes a la nacionalidad venezolana, como son la libertad, la igualdad, la fraternidad, la justicia y la paz.

 

        En consecuencia, no es de extrañar que los principios, características, perfiles, orientaciones, propósitos, componentes y metodologías de aprendizaje del Currículo Nacional Bolivariano estén fundamentados en las ideas y praxis libertadoras, filosóficas, pedagógicas, políticas, sociales,  culturales de ilustres venezolanos y venezolanas, como son: Simón Rodríguez, Francisco de Miranda, Simón Bolívar, Ezequiel Zamora, Luis Beltrán Prieto Figueroa y Belén Sanjuan, y de eminentes pensadores, pedagogos y pedagogas de América Latina y el mundo (por ejemplo: Paulo Freire y José Martí).

 

         Sobre la base de la concepción de Simón Rodríguez acerca de la educación, vista como un proceso colectivo e integrador y, a la sociedad, como una gran escuela formadora de ciudadanos y ciudadanas; la Educación Bolivariana se define como un proceso político y socializador que se genera de las relaciones entre escuela, familia y comunidad; la interculturalidad, la práctica del trabajo liberador y el contexto histórico social.

 

          La sociedad en su proceso dinámico de aprender – desaprender - aprender hace de la educación un proceso en permanente construcción, donde los niños, niñas, jóvenes, adultos y adultas son asumidos en su integralidad y complejidad; considerando las experiencias educativas que conllevan al desarrollo de conocimientos, valores, actitudes, virtudes, habilidades y destrezas en cada una de éstas.

 

          De las consideraciones anteriores, de los aportes realizados por distintas organizaciones vinculadas con la educación a nivel nacional e internacional y los postulados del pensamiento Robinsoniano, Bolivariano y Zamorano, se establecen cuatro pilares fundamentales para el desarrollo integral del nuevo republicano y republicana, humanista y ambientalista: Aprender a Crear, Aprender a Convivir y Participar, Aprender a Valorar y Aprender a Reflexionar. (CNB, 2007)

 

         El Currículo Nacional Bolivariano  está estructurado en:   las orientaciones teóricas (legales, filosóficas, epistemológicas, sociológicas y educativas);  los elementos organizacionales (principios, características, objetivos, ejes y el perfil del y la estudiante, del maestro y la maestra, y del profesor y la profesora); y las orientaciones funcionales que cristalizan la realidad del currículo (praxis del docente, las áreas de aprendizaje, los componentes, las mallas curriculares, la organización de las experiencias de aprendizaje y la evaluación).

 

           De allí que, la Educación Bolivariana tenga el reto de acabar con la estructura rígida del modelo educativo tradicional, el de las asignaturas compartimentadas, y promover el saber holístico, el intercambio de experiencias y una visión compleja de la realidad, que permita a todos los involucrados en el proceso educativo valorar otras alternativas de aprendizaje, tales como: aprendizaje experiencial, transformacional, por descubrimiento y por proyectos.

 

        Los aspectos mencionados referentes al Currículo Nacional Bolivariano se encuentran publicados, y ampliamente difundidos por distintos organismos y a través de diferentes escenarios, el mayor aporte que debe hacerse a este momento de la educación venezolana es el estudio, el análisis, la comprensión, la reflexión y la apropiación de lo que allí se propone, y no conformarnos con las posiciones, versiones y conceptos transmitidas por los distintos medios de comunicación.

 

      La discusión, a mi modo de ver, debe centrarse en el  Estado Docente, la filosofía de la educación que guía al Currículo Nacional Bolivariano (educar desde lo individual, en, para y por lo colectivo o educar para la individualidad y un ser asocial), los fundamentos legales necesarios y urgentes de aprobar por la Asamblea Nacional (por ejemplo: la reforma de la Ley Orgánica de Educación de 1980).

 

         La concepción curricular, los principios declarados en el Currículo Nacional Bolivariano, la estructura, áreas, mallas, componentes, proyectos, en la regionalización del currículo, la formación docente, así como también la diferencia entre lo que es la educación como “deber público” en lugar de “servicio público”.

 

       Los valores lo siembran el concepto de ciudadanía y de formación cívica que debe tener cualquier diseño curricular de un país o de una nación. Una nación debe tener un diseño curricular que represente la ideología que la misma tiene y que se profesa. No se debe temer en decir que se está ideologizando a través de la educación. Paulo Freire (2004), en su libro Política y Educación, en reflexiones en torno a la Universidad Católica dice “… desmerezco mí misión de educador y ante mi mismo si, en nombre del respecto a los educandos, callo mis opiniones políticas y mis sueños, o si pretendo, en nombre de mi autoridad de educador, imponerles mis criterios de verdad”.

 

       A continuación se destacan puntualmente aspectos muy importantes que debe contemplar una  EDUCACIÓN LIBERADORA (Freire, 2002).

·El proceso de cambio que estamos viviendo debe hacer una contundente y valiente ruptura con los supuestos valores educativos del pasado.

·Crear medios para el compartir y no para la competencia. Compartir los saberes para construir un conocimiento colectivo.

·Configuración de la persona y de su identidad con el Ser, no con el Tener. La ideología del Ser debe vencer los paradigmas alienantes del consumismo. En el consumismo se cree que el existo y la felicidad se alcanza con la acumulación de objetos.

·La educación es una herramienta para el crecimiento integral de la persona.

·El conocimiento se construye partiendo de la articulación de las experiencias, la discusión, la experimentación científica, el conocimiento comprensivo y crítico de las teorías diversas y el sentido espiritual de la necesidad de aprender, de conocer y de transmitir.

·La formación no es un proceso de ascenso social en una escala de diferencias de clases; es decir, no se puede sobreponer el ejercicio teórico por encima del trabajo manual productivo. Se hace un esfuerzo por complementar las visiones sobre el trabajo teórico y el manual-productivo tomando en cuenta la importancia de ambos y su integración en las relaciones sociales de producción.

·La acción humana creadora en sí misma es expresión de la cultura.

·Los medios de comunicación social están al servicio de la promoción de la cultura, de la identidad autodetermínate histórica, de la salud mental del colectivo y de la construcción del conocimiento desde el intercambio de los saberes.

·Hay que Superar los paradigmas conservaduristas caracterizados por puritanismos, prejuicios, tabúes y sectarismos. Los medios para esto ya los conocemos: la enseñanza dinámica de la historia, la educación en el diálogo, la anulación de la enseñanza religiosa reaccionaria por una teología de la liberación y la superación de los conceptos de los valores burgueses establecidos por la vivencia de la conciencia histórica. A los niños y niñas, adolescentes, jóvenes y adultos, se les debe formar con conciencia de su papel político en la historia.

        Es responsabilidad de todos demandar del Estado las mayores  garantías posibles, para que se concrete el Currículo Nacional Bolivariano, una propuesta curricular con todas las condiciones a favor requiere por lo menos 20 años para que se puedan apreciar los resultados en términos de formación del hombre plasmado como aspiración en los fundamentos del diseño curricular.

 

 

Referencias

 

Brewer C., A. R. (1994). Instituciones Políticas y de Derecho Constitucional.     Caracas: Jurídica Venezolana.

Constitución Nacional. (1999). Gaceta Oficial  de la República Bolivariana de      Venezuela, 5453, marzo, 3, 2000..

Freire, P. (1993).  Pedagogía de la Esperanza. México: Siglo XXI.

Freire, P. (1995). Pedagogía del Oprimido, México: Siglo

Freire, P. (2002). Concientización: Teoría y Práctica de una Educación      Liberadora. Buenos Aires: Galerna.

Freire, P. (2004). Política y Educación. Barcelona: Denes.

Gentili, P. (2000). Educación y Ciudadanía: Un desafío para América Latina. Ponencia presentada en el Seminario Educación y Ciudadanía, Brasilia.

Martínez, M. (2003) Educación y Ciudadanía Activa. Barcelona: Editorial de la Universidad de Barcelona.

Martínez de C, L. M. (2007, 09, 07) La función social del Estado venezolano en tiempos de la modernidad [Documento en línea]. Disponible en: http://www.aporrea.org/actualidad/a41738.html [Consulta: 31 de Marzo de 2009]

Magendzo, A. (2004) EDUCACIÓN Y CIUDADANÍA: Construyendo ciudadanía desde el currículo oficial y la cotidianidad de la escuela. Una lectura desde la investigación. Santiago: Fondo de Cultura Económica.

Ministerio del Poder Popular para la Educación, (2007) Currículo Nacional Bolivariano. Caracas.

                      

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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