En enero de 2019 el presidente de Venezuela parecía encontrarse en el punto más alto de debilidad, sin embargo por una serie de factores, hechos y circunstancias termina ese mismo año más fortalecido de lo que había estado nunca antes, por encima de eventos extraordinarios.
Maduro no es reconocido por 50 países, pero si es reconocido por 140 y oficialmente es reconocido por la ONU. Cuidado con las medidas coercitivas unilaterales, mal llamadas sanciones. Sólo se sancionan faltas debidamente calificadas y juzgadas como tales por aquellos organismos debidamente calificados para ellos, reconocidos y aceptados como tales. Cuidado con el derecho internacional público y privado. Maduro va al FMI y se enfrasca en una intensa predica contra el bloqueo de recursos, no creo que para obtener resultados concretos, más allá de desnudar a un sistema totalmente injusto.
La Unión Europea, que pareciera no compartir este curso de acción, está en su punto de mayor debilidad y distracción en años.
Venezuela como país está muy cerca de su punto de máxima debilidad. No se puede, desde los centros de poder imperial, correr el riesgo y permitir la posibilidad de un eventual éxito de Maduro y su gobierno frente a esta nueva crisis generada por la pandemia.
Hay que tomar decisiones desde Estados Unidos antes que la crisis haga crisis, hay que asegurar las mejores condiciones para la reconstrucción posterior; hay que ser leal y consistente con las ideas por radicales y absurdas que estas puedan ser; hay que cumplir con todos los compromisos adquiridos con los diferentes lobbys que hacen vida activa en la política norteamericana.
La acusación contra el presidente de Venezuela y otros por narcoterroristas por parte del Fiscal General de los EEUU, constituyen una invitación para el desenlace de fuerza de este conflicto político en Venezuela. Pareciera que no hay otras posibilidades reales que no sean la fuerza y la violencia impuesta desde afuera. También se acusa a Venezuela como estado patrocinador del terrorismo.
¿Tiene Estados Unidos la posibilidad jurídica, legal y ética de calificar a otros países y sus líderes y dirigentes?
No se trata de defender al gobierno del presidente Maduro ni a sus máximos jerarcas. No se trata de justificar ninguno de los disparates cometidos, no se trata de celebrar ninguno de los aciertos alcanzados. No se trata de analizar ninguna de las omisiones y distorsiones cometidas. Ni siquiera se trata, en este momento, si esas acusaciones pueden ser ciertas o no.
¡¿Las acciones de Estados Unidos, son desinteresadas, y sólo persiguen el bienestar de los venezolanos y la libertad de Venezuela a través de un cambio en el sistema político?¡La acción de gobierno de Colombia y Brasil frente a Venezuela como vecino y país fronterizo es insólita por decir lo menos. Contraria a la lógica, contraria al derecho internacional público y al derecho internacional humanitario.
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